La Izquierda Woke
- Fernando Belhot

- 20 oct
- 2 Min. de lectura

Estamos viviendo un momento histórico de profundos cambios. Sin embargo, no todo cambio implica necesariamente avanzar; muchas veces también significa retroceder.
Hoy, quien se atreve a pensar distinto suele ser rápidamente descalificado con etiquetas vacías: “facho”, “conservador”, “retrógrado”, “homófobo”. Se ha instalado el mandato de lo “políticamente correcto”, una consigna que, en realidad, no busca respeto ni equilibrio, sino imponer una única forma “aceptable” de pensar y expresarse.
El origen ideológico
Este proceso tiene raíces en viejas estructuras marxistas. El sueño socialista se derrumbó: la historia demostró que la lucha de clases no condujo a ningún paraíso igualitario, sino a regímenes autoritarios donde millones de personas fueron perseguidas y asesinadas por pensar diferente.
Cuando esa utopía se agotó, sus promotores comprendieron que debían reinventarse para mantener poder e influencia. La solución fue cambiar el eje de la lucha: ya no entre clases sociales, sino entre géneros, razas, religiones, ideologías o causas ambientales. Así nació lo que hoy conocemos como la Izquierda Woke, que encuentra en la polarización su fuente de energía.
El poder de la educación y la cultura
Uno de los instrumentos más eficaces para expandir esta visión ha sido la educación y la cultura. Ambas son poderosas herramientas de transformación social, pero también pueden convertirse en medios de manipulación cuando se las utiliza con fines ideológicos.
A través de ellas, se ha buscado debilitar el concepto de Nación, desdibujar símbolos, tradiciones y héroes nacionales, e incluso reescribir la historia bajo lecturas parciales o revisionistas.
En Uruguay, este fenómeno se observa en el modo en que se ha ido erosionando la imagen de nuestros próceres —Rivera, Lavalleja, Oribe— y relativizando los hechos que dieron origen a nuestra identidad nacional. Las fechas patrias pierden relevancia, los emblemas son banalizados, y el orgullo de pertenencia se diluye en un discurso que cuestiona hasta la propia idea de país.
Una tendencia continental
Este proceso no es exclusivo del Uruguay. En gran parte de América Hispana, la conmemoración del descubrimiento de América —un hecho fundacional de nuestra civilización occidental— ha sido relegada o reinterpretada bajo la óptica de la culpa y el resentimiento.
No se trata de negar los errores del pasado, sino de comprender la historia en su totalidad. Los pueblos originarios, los conquistadores y los nuevos habitantes formaron juntos una identidad que nos dio lengua, instituciones y cultura. Rechazar esa herencia es negar nuestras propias raíces.
Conclusión
La llamada Izquierda Woke busca erosionar los pilares que sostienen la sociedad: la patria, la familia, la identidad y la historia. Su objetivo no es la igualdad, sino mantener viva la confrontación, dividir a los pueblos en bandos enfrentados y perpetuar así su razón de ser.



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